February 04, 2012

El mate ... una cosa tan mia

El mate ... si, algo tan mío, tan nuestro.

Hace unos años en una de mis clases hablábamos de cosas que nos identifican ... símbolos de nuestras raíces ... símbolos como la bandera o el himno ... o el mate.

Así que leí (en ingles) el texto que sigue a continuación ... a mitad de camino se me hizo un nudo en la garganta, porque de golpe me vinieron a la mente lindos recuerdos, de gente que ya no esta ... de gente que esta, pero tengo lejos ... de gente que no conozco personalmente pero hemos compartido un mate mientras hablábamos por tel. o por video chat.


Me vino a la mente mi Tata ... que cebaba unos mates asquerosos, pero las historias que esos mates traían, valían la pena.

La primera vez que le di mate al Pipi ... era chiquito mi negro y ponía la trompita en forma de conejo para tomarlo ... dulce y tibio.

Los mates con mis hermanos ... los cuales nadie quería cebar porque sabíamos a antemano que la ronda no se iba a terminar más.

Los mates con mis amigos del Info … los cuales eran todos varones y yo siempre llegaba cuando estaban hablando de minas.

Los mates en la casa de los Falco, jugando al Teg (si, éramos unos locos barbaros) y esperando que abriera la panadería para ir a manguear unas facturas.

Los mates con la gente de la ofi … que hacían que los días fueran más amenos … menos largos y engorrosos …

Mates con familia, amigos … eso es lo que más extraño …el compartir un mate con gente querida.

Lean y disfruten.

El mate no es una bebida. Bueno, sí. Es un líquido y entra por la boca. Pero no es una bebida. 

En este país nadie toma mate porque tenga sed. Es más bien una costumbre, como rascarse. 

El mate es exactamente lo contrario que la televisión: te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás solo. 
Cuando llega alguien a tu casa la primera frase es "hola" y la segunda "¿unos mates?".
Esto pasa en todas las casas. En la de los ricos y en la de los pobres.
Pasa entre mujeres charlatanas y chismosas, y pasa entre hombres serios o inmaduros. Pasa entre los viejos de un geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian o se drogan.
Es lo único que comparten los padres y los hijos sin discutir ni echarse en cara.
Peronistas y radicales ceban mate sin preguntar. En verano y en invierno.
Es lo único en lo que nos parecemos las víctimas y los verdugos; los buenos y los malos.
Cuando tenés un hijo, le empezás a dar mate cuando te pide. Se lo das tibiecito, con mucha azúcar, y se sienten grandes. Sentís un orgullo enorme cuando un esquenuncito de tu sangre empieza a chupar mate. Se te sale el corazón del cuerpo. Después ellos, con los años, elegirán si tomarlo amargo, dulce, muy caliente, tereré, con cáscara de naranja, con yuyos, con un chorrito de limón.
Cuando conocés a alguien por primera vez, te tomás unos mates. 
La gente pregunta, cuando no hay confianza: "¿Dulce o amargo?". El otro responde: "Como tomes vos"
Los teclados de Argentina tienen las letras llenas de yerba.
La yerba es lo único que hay siempre, en todas las casas. Siempre.
Con inflación, con hambre, con militares, con democracia, con cualquiera de nuestras pestes y maldiciones eternas. Y si un día no hay yerba, un vecino tiene y te da. La yerba no se le niega a nadie.
Éste es el único país del mundo en donde la decisiónde dejar de ser un chico y empezar a ser un hombre ocurre un día en particular. Nada de pantalones largos, circuncisión, universidad o vivir lejos de los padres.
Acá empezamos a ser grandes el día que tenemos la necesidad de tomar por primera vez unos mates, solos.
No es casualidad. No es porque sí. El día que un chico pone la pava al fuego y toma su primer mate sin que haya nadie en casa, en ese minuto, es que ha descubierto que tiene alma. 
O está muerto de miedo, o está muerto de amor, o algo: pero no es un día cualquiera.
Ninguno de nosotros nos acordamos del día en que tomamos por primera vez un mate solo. Pero debe haber sido un día importante para cada uno. Por adentro hay revoluciones.
El sencillo mate es nada más y nada menos que una demostración de valores...
Es la solidaridad de bancar esos! mates lavados porque la charla es buena.
La charla, no el mate.
Es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar, vos hablás mientras el otro toma y es la sinceridad para decir: ¡Basta, cambiá la yerba!". Es el compañerismo hecho momento.
Es la sensibilidad al agua hirviendo.
Es el cariño para preguntar, estúpidamente, "¿está caliente, no?".
Es la modestia de quien ceba el mejor mate.
Es la generosidad de dar hasta el final.
Es la hospitalidad de la invitación.
Es la justicia de uno por uno.
Es la obligación de decir "gracias", al menos una vez al día.
Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin mayores pretensiones que compartir. 

★ Lady Ameba ★