Como dije, la
primera vez me fui del departamento en el que vivía con mi mama, hermanitos y
Tata. Tenía 21 años y mi vieja me tenía los huevos al plato, esa es la verdad. Amo
a mi madre, pero es una de las personas más insoportables para convivir y yo ya
tenía 21 años y honestamente, lo único que me mantenía en la casa materna, eran
mis dos pequeños.
Pero llego el
momento de decidir por mí y tener mi propio lugar e ir a lo de mama de visita,
y tratar de tener una mejor relación. Costo bastante, pero al final pudimos
tener una relación más “normal”. Termine en la casa de mi ex por unos días y de
ahí empezó la aventura de vivir sola. Paso de todo … conseguí departamento (que
resulto que antes era un bulo de putas), me estafaron y a los 2 meses me tuve
que mudar otra vez.
En 3 años me
mude 3 veces (no, no voy a explicar por qué)
Los últimos meses
fueron los mejores del principio de mi adultez. Estaba sola y decidí que iba a
disfrutar lo que me quedara de estadía en mi “casa” como debía.
Viví hermosos
momentos con la gente que más me importaba en ese momento. Me dedique a ser:
hija, hermana, nuera y amiga lo que más pude. Empecé a despedirme meses antes, aun sin saber
si llegaría a destino (internamente sabía que sí). Siempre quise vivir en otro
lado, pero este no era mi sueño por ende, tenía un gusto amargo. No me
arrepiento para nada, seguir a otra persona, me hizo descubrir que soy más
fuerte de lo que pensaba.
Pase findes
con amigos … asados, pizzas, trucos, cuarteto. Conocí nueva gente … me despedí
de a poco.
Me dedique a
mi familia lo que más pude. Tuve citas con mis hermanos … quise dejarles un
recuerdo de nosotros juntos.
Malcríe a mi
ahijado a mas no poder … lo viví con intensidad, a manera de dejarle grabado mi
cariño y mi amor, para que su cabecita de 5 escasos años no se olvidara de mí.
La fiesta de cumple/despedida que empezó a las 9 de la noche y que termino como a las 8 de la matina! (por lo que me acuerdo), fue el momento más feliz de mi existencia. Amigos y familia se juntaron para desearme suerte, para compartir conmigo ese momento especial que pasa una vez en la vida: tuve muchos testigos en el paso a mi adultez. Si bien era una despedida, todos a su manera se encargaron de que yo me fuera feliz.
Igualmente había
algo que era inevitable, el decirle adiós a los 3 seres humanos más importantes
que me dio la vida: a mis hermanos. Y también, saber que por cierto era la última
vez que iba a ver a mi Tata.
Hubo dos
momentos que me casi no me voy: tomando mates con mi abuelo y cuando tuve que
despedirme de mi big brother. Quizás porque esos dos pilares de mi existencia,
demostraron de golpe toda la emoción contenida, la tristeza de verme partir,
pero a la vez, el orgullo de verme crecer como mujer, como ser humano.
Dejar a mi
enano con unos escasos 5 años sin poder explicarle el por qué de mi partida y
perderme su primer día en la primaria.
Ver como mi
hermano Nicolás se fue con un nudo en el alma y con la bronca de los que se
sienten abandonados. (Sé que el sintió mi abandono, pero así y todo, siempre me
apoyo)
Saber que no
iba a estar cuando Eze pasara a ser “legalmente” un hombre.
No estar para
mis viejos cuando fuera necesario.
Que loco,
hasta hoy no había caído en la magnitud que tuvo el irme de mi casa.
Fue duro … hoy
que lo pienso, fue más duro de lo que me acordaba, será porque mientras escribo
esto, no puedo evitar que mis ojos se llenen de lágrimas.
La casa es
donde uno tiene su corazón dicen … en mi
caso mi corazón esta dispersado por Buenos Aires y Aptos, pero se que en algún momento,
no muy lejano, volverá a ser uno … quizás sea, cuando yo finalmente vuelva a “casa”.
ミ★ lαdч αmєвα ★彡
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